La intolerancia a la lactosa supone una grave limitación alimentaria para quienes la padecen. Está vetado un porcentaje muy elevado de alimentos por lo que su alimentación queda restringida a ciertos grupos de comestibles y a los conocidos sucedáneos sin lactosa.

Veremos como estas limitaciones pueden derivar en situaciones de hastío por la dieta y desinterés por la comida, que pueden acarrear desequilibrios nutricionales.

Antes de eso, repasaremos en qué consiste la intolerancia a la lactosa, pero sin entrar en cuestiones médicas ni bioquímicas profundas, ya que no se trata de impartir aquí una clase de medicina. Se trata de conocer cómo se puede conseguir que un intolerante a la lactosa disfrute con la comida sin sufrir ningún malestar.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa se produce cuando el intestino delgado no produce lactasa en cantidades suficientes. La lactasa es la enzima responsable de descomponer la lactosa presente en los lácteos y digerirla. A continuación la lactosa pasa sin digerir al colon. Y es allí donde las bacterias intestinales se alimentan de ella, puesto que es un azúcar.

Así se produce una colonización bacteriana excesiva, aumentan las toxinas producidas por las bacterias y surgen los síntomas de esta intolerancia.

Los síntomas más comunes son los que siguen:

  • Vómitos o náuseas
  • Malestar abdominal persistente
  • Diarreas y flatulencias
  • Dolores de barriga
  • Motilidad intestinal muy ruidosa

Dado que los síntomas coinciden con los de otros muchos trastornos, la intolerancia debe ser diagnosticada siempre por el médico.

Cómo se evitan los síntomas:

No existe ningún tratamiento a base de medicamentos. La única forma es no ingerir lactosa.

Esto incluye la leche y cualquier derivado de la misma, así como una lista interminable de alimentos procesados que la contienen.

Apuntamos que algunas personas no tienen intolerancia total a la lactosa, por lo que ocasionalmente pueden ingerir mínimas cantidades de productos lácteos, sus derivados o alimentos que contienen lactosa en pequeñas proporciones.

Cuidado con los medicamentos y los extractos de hierbas medicinales

Un problema añadido es el de la medicación. El intolerante a la lactosa puede, evidentemente, sufrir otras patologías que precisen de tratamiento con medicamentos o suplementos de hierbas medicinales.

En cualquiera de los dos casos, debe revisar con atención los prospectos y fijarse en el apartado correspondiente a los ingredientes. El motivo es que muchos medicamentos y preparados a base de hierbas naturales incluyen la lactosa como excipiente.

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La ingestión de un solo comprimido que contenga una ínfima cantidad de lactosa puede ser más que suficiente para desencadenar los síntomas más agudos de esta intolerancia.

El déficit de calcio, un riesgo añadido para los intolerantes a la lactosa

Al ser la leche una de las principales fuentes de aporte de calcio en la nutrición humana, los intolerantes a la lactosa deben asegurarse una ingesta suficiente de este elemento por otras vías.

Caso contrario se aumenta el riesgo de desarrollar una osteoporosis, muy especialmente cuando las intolerantes a la lactosa son mujeres en etapa postmenopáusica.

Igualmente, los niños intolerantes son susceptibles de sufrir retrasos en el crecimiento y problemas de desarrollo óseo.

Existen alimentos sin lactosa que incluyen calcio en su composición, o puede optarse por suplementos de calcio en comprimidos o tabletas efervescentes.

Igualmente, existen muchos alimentos que son naturalmente ricos en calcio. A modo de ejemplo:

  • Sardinas
  • Bacalao
  • Almendras, avellanas, nueces, etc.
  • Cigalas, langostinos, gambas, etc.
  • Higos secos
  • Garbanzos, judías, habas secas, etc.
  • Pistachos
  • Almejas, berberechos, mejillones, etc.
  • Acelgas, espinacas, puerros, etc.
  • Dátiles y pasas
  • Aceitunas
  • Lentejas
  • Huevos
  • Alcachofas, coles, repollo, etc.
  • Aguas minerales embotelladas.

Igualmente, para favorecer la absorción del calcio, se recomienda que los intolerantes a la lactosa incluyan en sus dietas alimentos ricos en vitamina D.

Como en el caso del calcio, pueden encontrarse suplementos y preparados sin lactosa que ya incluyen vitamina D. Pero el intolerante también puede optar por el consumo de alimentos cuyo contenido en esta vitamina es alto:

  • Anchoas
  • Huevos
  • Salmón
  • Sardinas
  • Caviar
  • Angulas
  • Atún
  • Aceite de hígado de bacalao
  • Caballa
  • Hígado
  • Dorada
  • Ostras
  • Trucha
  • Arenque
  • Langostinos
  • Bonito

Como puede comprobarse, algunos alimentos son simultáneamente ricos en calcio y también en vitamina D, así que una decisión inteligente sería aumentar el consumo de este tipo de alimentos.

Además, el intolerante debe cuidarse de ingerir una enorme variedad de alimentos procesados que son susceptibles de contener lactosa entre sus ingredientes.

Esto provoca que muchas personas con este trastorno se quejen de que su alimentación es aburrida, monótona y poco apetitosa, y en ocasiones caigan en la tentación y hagan lo que no deben: ingerir un trozo de sabroso queso manchego o engullir un delicioso pastel de crema.

Además, como hemos visto, establecer por nuestra propia cuenta una dieta de intolerancia a la lactosa es una conducta que no está exenta de riesgo de déficit nutricional.

La solución pasa por utilizar los servicios de los nutricionistas. Estos, además de la intolerancia a la lactosa, valorarán las circunstancias específicas de cada paciente y desarrollarán un régimen equilibrado nutricionalmente, muy variado y también apetitoso.

Un nutricionista dispone de suficientes herramientas para diseñar una combinación atractiva y variada de alimentos. En las listas de alimentos ricos en calcio y vitamina D se encuentran muchos alimentos sabrosísimos que pueden ser combinados con platos de cuchara muy apetitosos, sabrosos guisos y las carnes más exquisitas.

Ser intolerante a la lactosa no es sinónimo de estar condenado de por vida a llevar una dieta anodina, poco sabrosa y aburrida.

Nutricionista con experiencia en casos de intolerancia a la lactosa.

En mi consulta de Gran Canaria planifico todo tipo de dietas especiales y personalizadas para personas con intolerancia a la lactosa.

Pon tu caso concreto sobre mi mesa: analizaré tus circunstancias personales, tu estado físico y tus informes médicos. Con esa información encontraré la forma de que puedas beneficiarte de una alimentación sana, equilibrada nutricionalmente y, sobre todo, de alta calidad gastronómica.

¡Visitando mi consulta volverás a disfrutar del placer de las comidas!

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